Con orgullo Don Enedino Rosales, de 69 años, habla sobre el caudaloso manantial que tiene frente a su casa, ubicada en el municipio de Soyaniquilpan, al norte del Estado de México.
El jefe de la familia Rosales comparte detalles de la transformación que ha experimentado la colonia El Quinte, lugar que habita desde su infancia. Cuenta que desde sus cinco años nadó y jugó en pozas cristalinas junto con sus hermanos.
Esta localidad es una de las seis que cuentan con manantiales donde, literalmente, el líquido brota del suelo. Aunque, paradójicamente, hay temporadas en que el servicio de agua potable es intermitente. Puede que el recurso hídrico esté en el subsuelo, pero no necesariamente llega a los hogares.
Su historia familiar está ligada a este estanque que, a su vez, da origen al río Rosas, el cual surte de agua a diversos poblados del estado de Hidalgo.
Hacia su juventud, recuerda haber escuchado el trote de caballos cabalgados por pobladores provenientes de la entidad vecina, quienes peleaban su derecho al recurso, por lo que nadie podía contaminar ni desviar el cauce de dicho arroyo.
Ya como padre de familia, fue de los primeros en gestionar la tubería para conducir agua potable hacia su hogar, aunque el servicio, operado por un comité autónomo bajo usos y costumbres, es intermitente.
Soyaniquilpan significa “lugar del agua donde la hierba rompe o hiede”. Este sitio formó parte de la zona de distribución de la cultura indígena otomí, que se caracterizaba por la defensa y cuidado de sus recursos naturales.
El lugar cuenta con el registro de seis importantes estanques, los cuales reflejan la riqueza de agua subterránea que existe en el municipio. El Plan de Desarrollo Municipal 2019 los identifica con los nombres de: Ojo de Agua, Tepozán, El Quinte, Chiquinte, El Capulín y San Mateo.
En épocas pasadas, la abundancia del recurso hídrico desató “prácticas desordenadas” para su aprovechamiento, por lo que desde 1978 el acuífero, que surte a toda la región, se encuentra protegido con una veda.
En ese entonces, el gobierno de José López Portillo determinó que la conservación del agua subterránea de esa región era de “interés público” e impuso la restricción para no afectar “las reservas hidráulicas”.
El ordenamiento se mantiene vigente, pero en 2016 la Conagua elaboró un estudio técnico en el que expuso la existencia de recargas suficientes; así mismo permite que el agua subterránea de Soyaniquilpan pueda ser aprovechada, incluso para uso industrial.
En Soyaniquilpan existe el riesgo de sobreexplotación de agua.
El municipio pertenece al acuífero 1310, ubicado en una zona semiárida. Aunque su clima es templado subhúmedo con lluvias en verano, el 40 por ciento de su territorio registra humedad media o poca humedad.
Por dicha condición, el estudio técnico desarrollado por la Conagua también advierte que debe limitarse el aprovechamiento del acuífero o, de lo contrario, se podría deteriorar la calidad del agua o afectar directamente a los manantiales.
La autoridad municipal reconoce en el Plan de Desarrollo 2019-2021 que los seis manantiales de la localidad requieren protección legal semejante al Santuario del Agua de la presa Huapango, un parque estatal, ubicado cerca de Soyaniquilpan, de más de 70 mil hectáreas que está protegido por un decreto emitido en 2004 para preservar suelo, agua, flora y fauna.
El documento publicado por el ayuntamiento señala:
Los seis manantiales existentes podrían recibir un trato diferente si fueran declarados santuarios del agua, porque así quedarán a salvo mediante un sistema de protección y conservación.